El otro día recordaba cuando era pequeño y soñaba con encontrar una lámpara mágica (soy de la generación que creció con Aladdín) y poder pedir, por lo menos, un deseo.

En esa fantasía, solía caer en situación de “cómo pedir bien mi deseo”, ya que, si no eras preciso, se podía interpretar de muchas maneras (ya apuntaba manera como ingeniero).
Porque, claro, yo podía pedir “ser una estrella del rock” y terminar muerto por una sobredosis. Y entraba en el juego de definir bien mi sueño: “quiero ser una estrella del rock, que no caiga en malos vicios, con mucho dinero pero sin problemas emocionales…”.
¿Y por qué cuento todo esto? Porque me ha recordado al uso que hacemos de la IA.
¿No es una petición de un deseo un prompt?